- in Recursos
¿Leyendo mientras conduces? ¡Dí adiós a las multas!
Algunos nos pasamos una buena parte del tiempo en el coche. Para otros, la furgoneta se ha convertido en su segundo hogar. Y si hablamos de los verdaderos profesionales de la conducción, pasan más tiempo al volante que en casa. Tanto tiempo al volante impide hacer otras muchas cosas. Menos mal que la radio nos entretiene o la música nos mantiene el ánimo en forma.
Leer mientras se conduce sería interesante. Aprovecharíamos el tiempo para aprender, para adelantar en el trabajo repasando informes, saber cómo funciona el maldito televisor con su manual de instrucciones, estudiar un poco más, o disfrutar con una novela de terror (mejor no hacerlo en noches de tormenta por caminos sin asfaltar).
Ciertamente, leer en el coche, siendo el conductor, es posible. Hemos encontrado 3 sistemas, aunque seguro que hay más; se aceptan comentarios y sugerencias (al final de la página):
EL MÉTODO RÁPIDO
Y decimos que es rápido porque la placentera lectura se acaba pronto. Consiste en colocar el libro (clásico o electrónico) al alcance de la vista del chófer. Éste alternará o combinará su enfoque visual con la carretera y el libro. Podemos aprovechar las rectas, las colas en los peajes y los monumentales atascos para regar abundantemente nuestra intelectualidad. Pero no lo recomendamos. Probando el método, hemos sido incapaces de salir del parking, habiendo desistido por completo al undécimo intento. Otra profunda consideración es que los mossos son muy tiquismiquis y no comprenderían nuestros anhelos intelectuales.
EL MÉTODO ARISTOCRÁTICO
Aprovechando que tenemos la generación universitaria más preparada de la historia, colocaríamos un anuncio en «muchocurroymucho.com» solicitando un doctor en ingeniería nuclear con ganas de viajar. Se encargaría de los proyectos de «divulgación científica». Con el contrato de becario en la mano, le entregaríamos los libros o informes a leer y sería nuestro copiloto en los desplazamientos. «Léeme el manual del Ferrari, chatín». (Espero que mis hijas no lean esto).
EL MÉTODO PRÁCTICO
Buscando y buscando, hemos encontrado un sistema que permite leer prácticamente cualquier cosa mientras conduces. Y podrás hacerlo en las mismísimas narices de un mosso. Evidentemente, vamos a aprovecharnos de la tecnología. Está indicado para textos algo largos. Porque si son cortos, los leemos y nos olvidamos. Vamos allá:
1.- Convertir el libro o texto en formato EPUB. Para eso recomiendo esta página, que lo hace fácil, bien y rápido. Si tienes varios libros o textos, aprovecha y los haces en lote: http://ebook.online-convert.com/es/convertir-a-epub
2.- Guardar el archivo en un lugar accesible desde todos los dispositivos que quieras utilizar para la lectura. Por ejemplo, ONEDRIVE de Microsoft, DROPBOX o GOOGLE DRIVE. El objetivo es que acaben en la carpeta DESCARGAS de tu tablet o móvil.
3.- Instalar o activar la utilidad PLAY LIBROS. Es un obsequio de los ingenieros de Google que no te costará un céntimo, aunque intentarán venderte todo lo que puedan. Sé fuerte y resiste. El sistema lo hemos probado con Android, aunque también está disponible para iPhone. Lo bueno de Play Libros es que puedes leer desde cualquiera de los dispositivos que tengas.
4.- Abre el libro o texto que te interese leer.
5.- Mareando un poco por los menús, verás que hay una opción que pone «LEER EN VOZ ALTA». Ya está: ya estás disfrutando de la lectura. Lo único diferente es que una voz algo peculiar es la que se encarga de leerlo por ti. Tiene algunos detalles por mejorar, pero es como si leyeras en voz alta.
6.- Arranca el coche. No lo hagas antes. Si «se cuelga» la lectura por el camino, cosa poco probable, te olvidas de ella hasta que puedas aparcar correctamente.
NO QUEREMOS DAR IDEAS
La posibilidad de que un cacharrito nos lea El Quijote de cabo a rabo no está indicado para la conducción, ámbito en el que no deberíamos perder un ápice de atención. Pero si podemos escuchar sin problemas un programa de radio, también deberíamos poder con una locutora sintética leyéndonos un manual de jardinería. Eso sí: la radio no suele resultar monótona debido a que los tertulianos vocean más que hablan, mientras que la voz de Google Maps podría incitarnos a una plácida siesta en pleno carril izquierdo de la autopista.
La idea es aprovechar el tiempo ocupado en tareas rutinarias imposibles de eludir, y que apenas ocupan concentración. La chica de Google Maps (al final acabaremos hablando igual que ella) nos leerá una novela, los apuntes estudiantiles, o el ebook de nuestro gurú favorito . Lo de conducir leyendo, o leer conduciendo, quizás lo dejemos para más adelante. O no.