Por qué los ordenadores van cada vez más lentos
¿Te suena la situación?
Lunes por la mañana: llegas al trabajo con ganas de comerte el mundo. Eres el único un lunes por la mañana con ganas de hacer algo porque eres especial. Enciendes el ordenador, el silencio se rompe y, si cerraras los ojos, aparecería una cafetera a punto de explotar. Es el rugido incesante del disco duro del ordenador.
Te quejas. Pero, mirándolo bien, estás ante algo sublime, maravilloso. Porque al cabo de 20 minutos, una vez se haya dado por aludido el antivirus y los iconitos salgan de su escondite, aparecerán todos tus mensajes y podrás empezar a trabajar.
De momento, el Pc sigue cargando sus archivos esenciales. Se conecta a la red, comprueba si le falta alguna impresora, se descarga alguna actualización y se la instala él solito, ajeno a tu voluntad. Va a lo suyo, está en su mundo, indiferente a todo y a todos; indiferente (sobre todo) a ti. Tienes tiempo de desayunar. Pero no en la máquina de café, sino que puedes coger el coche, ir a la costa, pedir todo lo que se te antoje, y volver. Y el ordenador aún seguirá rugiendo y preparando el escritorio para que puedas, por fin, dar un palo al agua.
Cuando empiezas, ya tienes hambre otra vez, pero aguantas y sigues. Le das al icono de Internet. El ordenador sigue mugiendo con tanta bravura que Internet no se atreve a salir. Dudas de ti y vuelves a darle al icono. Ya no es duda, es un cabreo descomunal y le das 20 veces seguidas, por ver si alguna acierta.
Y claro, de pronto, aparecen 20 ventanas con 20 sesiones de Internet. Y tienes que cerrarlas una a una para que te aclares un poco. Curiosamente, lo mismo que han tardado en aparecer, tardarán en desaparecer. Además, no tendrás la habilidad de cerrar tan solo 19 ventanas, sino que cerrarás las 20 y volverás a estar exactamente igual que media hora antes, pero con el corazón desbocado y más trabajo acumulándose.
Al final, todo vuelve a su normalidad: Word tarda un par de minutos en abrirse, las letras que vas pulsando aparecen cuando quieren en la pantalla, como si tuvieras un teclado tartamudo. Y si se te ocurre tener varias ventanas abiertas, pasar de una a otra se te hará tan insoportable que te arrepentirás de haberlas abierto.
¿Por qué se ha vuelto tan lento mi ordenador? ¿Ha envejecido? ¿Se ha vuelto zoquete con el tiempo?
Los principales motivos de la lentitud
Si piensas que los ordenadores están diseñados para prestar una atención preferente a sus propios procesos antes que al propietario, estás en lo cierto. Para un ordenador personal es más importante una mosca revoloteando alrededor de su pantalla que el impuesto que tratas de presentar. Y prevalece la actualización de un programa que jamás usarás al funcionamiento fluido del que estás utilizando.
Cualquier proceso activo aporta lentitud. Si vas a Internet, las barras de herramientas recogen toda tu actividad, la clasifican y la envían a sus creadores. Luego, otro proceso (que actúa también a tus espaldas) te hará llegar una sesión personalizada de publicidad. Y cuando acabe la sesión, otra. Y otra…
El antivirus, Acrobat, Java, Chrome, etc., pueden actualizarse incluso varias veces al día. Los programas inútiles lo harán más a menudo. Y todos, tanto los que usas, como los que estorban, pasarán de ti. Y si además hay virus, troyanos, software publicitario y software espía, tu ordenador se colapsará con cada pestañeo que te atrevas a realizar.
El disco duro
Si la causa de tal lentitud no son los programas y el Pc se comporta como una tortuga empanada, el problema puede estar en el disco duro.
– PREGUNTA: ¿Puede un disco duro ir cada vez más lento?
– RESPUESTA: Sí.
Y el motivo es su diseño. Los fabricantes saben que algunos de los sectores (donde se guardan nuestros valiosos datos), van a convertirse en ilegibles con el tiempo. Por eso han previstos “sectores de recambio”. Cuando el propio disco duro detecta problemas en uno de sus sectores, lo “remapea” y traslada su información a uno de recambio, que suele estar en el punto más alejado posible del propio disco duro.
De ahí que el cabezal pase más tiempo buscando que leyendo datos. Además, es probable que existan centenares de sectores implorando su jubilación anticipada porque fallan más veces de las que aciertan.
Soluciones
A modo de guión, sugerimos algunas acciones que mejorarán el rendimiento del Pc. No obstante, es bueno avisar que si se comete algún fallo, puede salir más cara la salsa que los caracoles (como decimos por aquí). También es bueno avisar que tampoco nos hacemos responsables de lo que pueda pasar siguiendo estas pautas:
– Contar con la memoria RAM adecuada. Con el tiempo, los programas son más exigentes, Windows también, y se necesitan más recursos. Hoy en día, la memoria va barata. Es recomendable contar con al menos 3 Gb de memoria RAM. Windows XP no sabe gestionar más de 3 Gb.
– Ajustar la memoria virtual. Algunos ordenadores la tienen mal ajustada y eso provoca un entorpecimiento adicional al Pc. Lo mejor es que Windows la gestione automáticamente.
– Eliminar los programas que no utilizamos. Ocupan espacio y algunos se inician total o parcialmente con Windows. Si no estamos seguros, no borrar.
– Evitar que los programas se inicien con Windows. Algunos de ellos, como el popular TOM TOM, lo utilizamos una vez al semestre. Al iniciarse, ocupa tiempo y recursos: no tiene sentido. Y como éste todos los que no utilicemos a menudo. Cuando los necesitemos, ya los pondremos en marcha.
– Eliminar programas maliciosos y publicitarios. A veces se instalan cuando actualizamos uno de los programas imprescindibles, como Java o Acrobat Reader. Hay que leer con mucho cuidado su proceso de instalación para evitar que los programas indeseados se conviertan en ocupas. Para eliminarlos, hay varias utilidades: Malwarebytes, SuperAntispayware, etc.
– Pasar el antivirus. Puesto que los virus van siempre más adelantados que los antivirus, no está de más analizar el Pc por si “se ha colado” alguno en un momento de debilidad.
– Desfragmentar el disco duro. Cuando un archivo crece, ocupa más espacio. Si a su lado hay otro archivo, el espacio adicional debe buscarlo en otra parte. Con el tiempo, los archivos están desperdigados en varios pedacitos a lo largo y ancho del disco duro. Abrir o modificar un solo archivo implica un trabajo extra al cabezal lector y un rendimiento menor. Y aparece el típico «resoplido», que tanto nos recuerda a una vieja cafetera. Windows cuenta con su propia herramienta para reordenar sus ficheros.
Discos duros SSD
Una solución realmente espectacular es sustituir el viejo disco duro mecánico por uno de estado sólido o SSD. No tiene mecanismo alguno. Son, realmente, chips de memoria que almacenan la información, pero a una velocidad muy superior: puede multiplicar por 10 a la de un disco duro convencional de 7200 rpm. Los inconvenientes de estos discos son su precio y su menor capacidad.
Una buena opción es “clonar” el disco duro envejecido sobre uno SSD. Es algo relativamente rápido y que no requiere reinstalar ningún programa ni perder el tiempo configurando impresoras, correo electrónico, antivirus, certificados digitales…
Esta solución es incompleta si se dispone de Windows XP ya que, al menos se supone, acabará siendo tan obsoleto que pocos programas funcionarán con él.
Como ejemplo orientativo, un disco duro (de hecho ni son discos ni son duros) SSD de 240 Gb tiene un coste de unos 100 €.